La Musicoterapia ayuda a cubrir las carencias existentes en los diferentes tipos de personas que presentan necesidades especiales y circunstancias de carácter diverso, por lo que precisan la adquisición de logros educativos y/o terapéuticos para conseguir mayor autonomía.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Musicoterapia pediátrica en LA PAZ

Una cama viene por el pasillo. Un diminuto niño aparece perdido entre la inmensidad de las sábanas. Llora. Busca la presencia de su padre que viene unos pasos detrás. No sabe donde van. Sigue llorando. Unos suaves arpegios comienzan a brotar de la guitarra de Pedro, que decide acompañarles hasta el ascensor. El niño abandona el llanto al tercer acorde. Las enfermeras hacen una señal de aprobación a Blanca que espera atenta las puertas de una habitación. Pedro sigue tocando hasta que el ascensor se cierra. El niño baja a una cura con otro talante, ahora está más calmado, ahora sabe que no hay tanto peligro.

Esto sucedía hace pocas jornadas en la unidad de pediatría del Hospital Marterno Infantil de la Paz de Madrid, donde la FUNDACIÓN MUSICOTERAPIA Y SALUD alienta y respalda un Proyecto de Musicoterapia.
Queremos compartir con vosotros una manera distinta de encarar el tiempo obtuso y doliente de las rutinas hospitalarias, una serie de prácticas musicales que desde la intención terapéutica intentan restituir la tranquilidad y el bienestar a los niños de la unidad de trasplantes hepáticos en la planta 6ª y 7ª del hospital
Es allí donde Blanca y Pedro inventan sonrisas y bailes, donde siembran de cantos y acordes los pasillos y habitaciones, donde cambian el ritmo de la vida de los internos y por supuesto del personal sanitario.

Su trabajo musicoterapéutico acalla los compases de las máquinas de control, ralentiza los goteros y sobre todo devuelve por unos instantes la alegría a los pacientes más pequeños. Inevitablemente, éstos se ven abocados a pasar una temporada aislados de la vida cotidiana, de la presencia de sus familiares y amigos, lo que para un niño llega a ser determinante. La música se ofrece entonces como el vehículo perfecto de transporte, como una herramienta para resignificar y rehabilitar las hostilidades del entorno clínico. Cuando se entra en la habitación no se porta una pastilla, un termómetro o una inyección, muy al contrario, lo que irrumpe y destaca son las cuerdas de una guitarra o la voz cantada que invitan a sentir, a sentirse y a expresarse, a ser. 
¿Imagináis cómo lo agradecen los niños? Sus caras son puro entusiasmo.
Estas sonoridades permiten al musicoterapeuta llegar de forma directa. Alcanzan de lleno esa parte más huidiza y asustada de quienes día a día cursan un tratamiento para restablecer su salud. La música aflora como una isla personal en la que jugar, moverse y ser sin las barreras pautadas por el régimen hospitalario.

Blanca y Pedro se reúnen previamente con el personal de enfermería para saber quienes están en disposición de participar ese día (sus tratamientos a veces no les permiten el contacto con otras personas o no tienen suficiente ánimo -todo se respeta). Luego, tras una breve planificación, comienzan las visitas por las habitaciones. En unas hay mucha marcha, muchas ganas de moverse y cantar, en otras, la intervención es pausada, atenuada para acompañar el reposo y la tranquilidad.
Como podéis imaginar, cada cama soporta una historia de dolor diferente y una misma pregunta. La musicoterapia se ofrece como una respuesta que suena desde otro ángulo y se suma a los cuidados, siempre maternales, del departamento de enfermería. Quiere ayudar a que la estancia se haga menos extensa y más significativa, liviana y paliativa.
Gracias a Blanca, gracias a Pedro por sus mimos musicales.
DG

1 comentario:

  1. Conozco su trabajo, la musicoterapia tiene un efecto increíble en estos niños, no sólo por la música en sí, sino también porque Blanca y Pedro hacen un trabajo terapéutico excelente.

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